21 dic 2014

EL VÉRTICE DE ANAYET: "UN DÉJÀ VU" 21-12-2014

Este persistente anticiclón nos regala una mañana de lujo. Es el último día del otoño, pero la luz ya es de invierno. No madrugamos, hay tiempo y la poca nieve está durita. Hoy vamos al Vértice de Anayet (2.555m), el más alejado y occidental de la zona.                                                                            

Y hoy también aprovechamos las pistas soleadas de Formigal (aparcamiento de Anayet 1.750m)  para salir con las tablas en los pies. El barranco de Culivillas se ve sombrío, la nieve está durísima y es evidente que no hay peligro de las avalanchas que suelen caer desde el Arroyeras y el propio Culivillas. Ascenderemos por la Glera de Anayet.

Un ligero descenso debajo del collado del Espelunciecha y el Pico de la Garganta y enlazamos con el barranco de Culivillas. Ponemos cuchillas en la rampa que desemboca en la Mallata de Anayet.

En el llano de los ibones (2.230m ) los esquiadores se dispersan y algunos enlazan itinerarios: Arroyeras y Espelunciecha sobre todo. ¡El Vértice no es tan popular!



Nos dirigimos al collado de la izquierda, menos empinado que el que une Anayet y Vértice. Y volvemos a necesitar las cuchillas. Alcanzado éste, girando a la derecha, emprendemos la loma sudoriental hacia la cima y alcanzamos ésta prácticamente sobre las tablas.



Anayet y Midi se nos presentan impresionantes, magníficos, nunca nos cansamos. Pico de la Canal Roya, Arriel, Balaitus, Foratata y Musales, Los Infiernos, el Garmo y Argualas, Tendeñera, Telera, luego Escarra, Ip...uf. Todo brillando bajo el sol de invierno en contraste con un cielo azul inmenso . Ni la innivación insuficiente chafa este momento.




Descendemos más o menos por el mismo itinerario, primero por nieve dura hasta el llano y más tarde por nieve totalmente transformada. Las altas temperaturas de hoy han hecho estragos, incluso han caído pequeños aludes de fusión sobre las trazas de los esquiadores en las partes altas.

Estamos muy contentos del finde. Hemos hecho dos clásicos, de esos que hay que hacer todas las temporadas...Las salidas han sido matinales: cortas, sin madrugar, con vermú final...¡Qué peligro, que me voy a acostumbrar!





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